El Derecho a la Ciudad, la Recreación Inclusiva y la Economía Sostenible. Enfoques necesarios para la reactivación sectorial

La pandemia dejó desafíos a los destinos en cuanto a sostenibilidad e identidad, recordándonos que nuestro territorio inmediato es el primero el que debería habilitarse para sus habitantes, y luego para los viajeros. Fenómenos como la turismofobia y la gentrificación asociada dejaron estigmas en la actividad turística, y por ende una necesidad de repensarlo.

Podemos desarrollar enfoques más inclusivos y sostenibles en el ámbito del derecho a la ciudad y la recreación inclusiva. Esto implica comprender y abordar las necesidades y expectativas de las comunidades locales, promoviendo la participación activa, el respeto a la diversidad cultural y la valoración de los recursos naturales y culturales. Al hacerlo, podremos crear destinos turísticos más equitativos y experiencias recreativas accesibles para todos, en línea con los principios de la economía naranja y la economía circular.

La economía naranja impulsa la creatividad, la innovación y el desarrollo económico local, generando oportunidades de empleo y promoviendo la diversidad cultural. Por otro lado, la economía circular busca minimizar el impacto ambiental y fomentar la sostenibilidad en el turismo y la expresión artística. Sin embargo, ambos enfoques también enfrentan desafíos en términos de implementación y escala, así como la necesidad de una mayor cooperación entre los actores involucrados.

Turismo y cultura en armonía: Enfoques inclusivos para el derecho a la ciudad

Peatonalización para la salud ciudadana: metodologías participativas y experimentales del piloto en urbanismo táctico Rionegro Calle Consciente – Tamara Egger – Manuela Palacio – División de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) del Banco Interamericano de Desarrollo.

El turismo y la cultura comparten algunos aspectos y pueden estar interrelacionados en ciertos contextos, es importante reconocer las diferencias fundamentales entre ellos. El turismo se centra en la experiencia de viaje y la generación de beneficios económicos, mientras que la cultura busca la preservación, promoción y valoración de la diversidad cultural. Esta distinción es crucial para una planificación y gestión adecuadas de los destinos turísticos, así como para garantizar la inclusión y participación de todas las personas en las actividades recreativas. La comparación de sus enfoques y objetivos, la naturaleza de la actividad, su interacción asimismo como su valoración y gestión nos puede dar un mejor contexto, a saber:

Enfoque y objetivo principal: El turismo se centra principalmente en la experiencia de viaje y el disfrute recreativo de los visitantes, buscando generar beneficios económicos y promover el desarrollo de destinos turísticos.

«la movilización de personas a destinos fuera de sus lugares de residencia, con el propósito de participar en actividades recreativas, culturales o de ocio»

Jafari (2000)

En contraste, la cultura se enfoca en la preservación, promoción y valoración de la diversidad cultural, las expresiones artísticas y las tradiciones, buscando fortalecer la identidad cultural de las comunidades locales.

«el conjunto de ideas, creencias, valores, costumbres, prácticas, comportamientos, normas y formas de expresión que caracterizan a un grupo o una sociedad»

Nuryanti (2013)

Naturaleza de la actividad: El turismo implica la movilidad de personas de un lugar a otro, generalmente con fines recreativos, culturales o de ocio. Como señala Richards (2011), el turismo cultural involucra «el desplazamiento temporal de personas para experimentar un conjunto de características culturales distintas de su lugar de origen». Por otro lado, la cultura abarca una amplia gama de expresiones y actividades culturales que pueden tener lugar en una ciudad sin necesariamente estar vinculadas al turismo. Según Urry (2002), la cultura es «una forma de vida que se desarrolla dentro de una comunidad o grupo social, que involucra prácticas, valores, símbolos y significados compartidos».

Interacción con las comunidades locales: El turismo a menudo implica la llegada de visitantes a un destino y su interacción con las comunidades locales. Esta interacción puede tener impactos positivos, como el intercambio cultural y la generación de empleo, pero también puede generar desafíos relacionados con la preservación de la identidad local, la gentrificación y la explotación de recursos culturales. Como menciona Smith (2003), el turismo puede tener un efecto transformador en las comunidades locales, ya sea positivo o negativo, y es fundamental considerar la participación y el empoderamiento de las comunidades en la toma de decisiones relacionadas con el turismo. En contraste, la cultura se basa en la participación y el involucramiento de las comunidades locales en la creación y promoción de expresiones culturales. Según UNESCO (2013), la cultura es un proceso participativo que implica la interacción entre los individuos y las comunidades, fortaleciendo el sentido de pertenencia y la cohesión social.

Valoración y gestión de los recursos: El turismo tiende a valorar los recursos naturales y culturales en función de su atractivo para los visitantes y su capacidad de generar ingresos económicos. Esto puede llevar a una comercialización excesiva, la sobreexplotación de recursos y la pérdida de autenticidad. Como señala Timothy (2011), el turismo cultural puede generar tensiones entre la conservación y la explotación de los recursos culturales, especialmente en destinos populares donde la demanda turística supera la capacidad de gestión. En contraste, la cultura busca preservar y valorar los recursos culturales en sí mismos, reconociendo su importancia intrínseca y su papel en la identidad y el bienestar de las comunidades. Como destaca Cabezas (2017), la cultura debe ser gestionada de manera sostenible, considerando la conservación, la diversidad y la inclusión de todas las expresiones culturales.

Surge entonces la pregunta básica ¿pueden subsistir ambas (la cultura y el turismo) sin la necesidad de coexistir?. La respuesta categórica es sí, ambas pueden avanzar en líneas divergentes y continuar sin una dependencia, porque así ha sido siempre. Sin embargo, se vuelven actividades “sin alma”, y la pérdida de identidad afecta especialmente a la actividad turística, que al ser una actividad global busca esa diferenciación para ser competitiva.

Pero más allá de pensar solo en viajeros foráneos, es también una necesidad local, disponer de espacios para lo cotidiano: transitar a casa, caminar, espacios para niños, o simplemente para estar. Estos espacios públicos que nos transmiten, evocan, contagian querencia y nos dejan saber quienes somos. Espacios comunes, de encuentro, llenos de ese elemento nuestro: la cultura.

Estos espacios deben ser cercanos a los sitios de vivienda, cercanos a los sitios de trabajo, y en lugares accesibles. Es absurdo pensar que se debe trasladar más de una hora para llegar a un espacio donde se pueda “vivir la ciudad”, eso es un atentado al derecho de la ciudad, y si existen dificultades para acceder ya es un problema, y un problema mayor si en esos lugares se hiperconcentra la comunidad abarrotándolos. Es una evidente señal de ausencia de espacios para vivirlos.

El derecho a la ciudad, como se establece en el Art. 31 de la Constitución de la República del Ecuador, busca garantizar que todas las personas tengan acceso y participación activa en la vida de la ciudad, incluyendo la recreación y el disfrute de los espacios públicos.

La recreación inclusiva, por su parte, se refiere a la creación de oportunidades equitativas y accesibles para que todas las personas, independientemente de su origen, género, capacidad o condición socioeconómica, puedan participar y disfrutar de actividades recreativas. La recreación inclusiva se basa en el principio de igualdad de oportunidades y la eliminación de barreras físicas, sociales y culturales que puedan excluir a ciertos grupos de la sociedad.

Turismo Cultural y Economía Naranja: La fuerza de la creatividad

Taller a cargo de CUJUCA (Cumbre de Juegos Callejeros) en la vereda de CPI Casitas dentro del Programa de primera infancia del Departamento de Educación del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires en colaboración con Arte en Barrios, 2019. Tomado de: Sentido Común. Arte y Comunidad del Museo Moderno

El turismo cultural, como menciona Richards (2011), «es un vehículo para el entendimiento intercultural, la preservación del patrimonio y la revitalización de las comunidades locales». Al explorar las manifestaciones artísticas, el patrimonio cultural y las tradiciones de una comunidad, los viajeros tienen la oportunidad de sumergirse en experiencias auténticas y enriquecedoras. En este contexto, la economía naranja emerge como un enfoque que potencia el impacto del turismo cultural a través de la creatividad.

La economía naranja, según Hesmondhalgh (2013), se define como «la economía basada en el conocimiento y las industrias culturales y creativas, que generan valor económico y empleo a través de la producción y distribución de bienes y servicios culturales». Estas industrias no solo ofrecen productos y servicios únicos, sino que también impulsan la innovación, la colaboración y la generación de empleo. La economía naranja se convierte así en un motor clave para el desarrollo económico y social de las comunidades.

En el turismo cultural, la economía naranja adquiere un papel fundamental al promover la creación de experiencias turísticas auténticas y memorables. Por ejemplo, la colaboración entre artistas locales y operadores turísticos puede resultar en visitas guiadas que combinan elementos artísticos, históricos y culturales, brindando a los viajeros una visión única de la ciudad y sus expresiones creativas. Estas experiencias no solo generan un impacto económico positivo en la comunidad local, sino que también fomentan el diálogo intercultural y la apreciación de la diversidad.

La economía naranja también impulsa la preservación del patrimonio cultural y la revitalización de espacios urbanos. La transformación de antiguas fábricas en centros culturales, por ejemplo, crea nuevos espacios de encuentro donde se fusionan el arte, la creatividad y el turismo. Estos lugares se convierten en imanes para los viajeros en busca de experiencias culturales auténticas, al mismo tiempo que generan oportunidades de desarrollo económico para la comunidad local.

El turismo cultural y la economía naranja se entrelazan en una poderosa sinergia. Como señala Potts et al. (2008), «las industrias creativas, como el turismo cultural, generan empleo, fomentan la diversidad cultural y promueven la identidad local». El enfoque en la creatividad y la cultura impulsa la innovación, la generación de experiencias auténticas y la preservación del patrimonio cultural, contribuyendo así al derecho de las personas a disfrutar plenamente de su ciudad.

Expresión Artística y Economía Circular: Hacia un turismo sostenible

Arte y basura, la paradoja más bella – Diez creadores que reviven objetos abandonados en maravillas plásticas y visuales – Jaime Ripa. El País.

La expresión artística, según Brown y Novak-Leonard (2011), desempeña un papel fundamental en la construcción de identidades culturales y en la creación de experiencias significativas para los viajeros. El arte en todas sus formas, ya sea música, danza, teatro o artes visuales, puede transmitir mensajes poderosos y despertar emociones, conectando a las personas con su entorno y su patrimonio cultural. En este sentido, la expresión artística puede ser un vehículo para promover la conciencia ambiental y la responsabilidad social en el turismo.

La economía circular, como señala Geissdoerfer et al. (2017), es un enfoque económico que busca eliminar el concepto de residuos y fomentar la reutilización, el reciclaje y la regeneración de recursos. Se basa en la idea de cerrar los ciclos de vida de los productos y materiales, evitando la extracción y producción innecesarias. En el contexto del turismo, la economía circular se presenta como una alternativa sostenible a los modelos tradicionales, ya que promueve la minimización de residuos, el uso eficiente de los recursos y la creación de productos y servicios de mayor valor agregado.

Cuando se combinan la expresión artística y la economía circular en el turismo, surgen múltiples oportunidades para promover la sostenibilidad. Por ejemplo, artistas y artesanos locales pueden utilizar materiales reciclados o reutilizados para crear obras de arte y productos artesanales, ofreciendo a los viajeros souvenirs únicos y sostenibles. Además, la expresión artística puede ser utilizada como una forma de concienciación ambiental, transmitiendo mensajes sobre la importancia de la protección del medio ambiente y la adopción de prácticas sostenibles en el turismo.

La economía circular también puede influir en la gestión de los espacios turísticos. La implementación de sistemas de reciclaje, el fomento de la energía renovable y la reducción del consumo de agua son solo algunos ejemplos de cómo los principios de la economía circular pueden guiar la planificación y operación de destinos turísticos. Al mismo tiempo, la expresión artística puede embellecer estos espacios, integrando instalaciones artísticas sostenibles que reflejen la identidad local y promuevan un turismo más consciente.

La expresión artística enriquece el tejido urbano y promueve la diversidad cultural. Al mismo tiempo, la economía circular busca minimizar los residuos y maximizar la eficiencia en los procesos. En este sentido, la gestión sostenible de los recursos y la promoción de prácticas responsables en el turismo, como el reciclaje y el consumo responsable, se convierten en pilares fundamentales para garantizar la recreación inclusiva y el derecho a la ciudad. Como menciona Matarasso (2013), «el turismo cultural sostenible puede ser una fuerza poderosa para el cambio social y la protección del medio ambiente».

Entonces, son mecanismos que permiten crear espacios con valor cultural, utilizando los recursos presentes y dotándoles de re significación. Que en ciudades grandes se requiere acondicionar la cultura a entornos que crecieron alejados de ella, y con esto se puede permitir hacerlo con la misma sociedad.

Hacia una Acción Transformadora

Metamorfosis y Cultura. Photo by Ahmed Aqtai on Pexels.com

El turismo, la expresión artística, la economía naranja y la economía circular tienen el potencial de impulsar cambios significativos en nuestras ciudades. Como profesionales en turismo, tenemos la responsabilidad de promover prácticas sostenibles y inclusivas en nuestras actividades y proyectos. Podemos fomentar la colaboración entre el sector público, el sector privado y la comunidad para crear experiencias enriquecedoras y transformadoras. ¡Es hora de actuar y construir ciudades donde todos puedan disfrutar plenamente de sus derechos y oportunidades de recreación!

Referencias bibliográficas

Aitchison, C. (2013). Recreation, Rights, and Regionalism. In Recreation and the Sea (pp. 49-67). Springer.

Cabezas, A. L. (2017). Cultural Tourism and Heritage Management: New Directions in Tourism Analysis. Routledge.

Ellen MacArthur Foundation. (2015). Towards the Circular Economy: Economic and Business Rationale for an Accelerated Transition. Retrieved from https://www.ellenmacarthurfoundation.org/publications/towards-the-circular-economy-vol-1-an-economic-and-business-rationale-for-an-accelerated-transition

Harvey, D. (2008). The Right to the City. New Left Review, (53), 23-40.

Jafari, J. (2000). Encyclopedia of Tourism. Routledge.

Matarasso, F. (2013). A restless art: How participation in the arts can change people and communities. Calouste Gulbenkian Foundation.

Nuryanti, W. (2013). Culture, Tourism and Development: The Case of Indonesia. Routledge.

Potts, J., Cunningham, S., Hartley, J., & Ormerod, P. (2008). Social network markets: A new definition of the creative industries. Journal of Cultural Economics, 32(3), 167-185.

Richards, G. (2011). Cultural Tourism: Global and Local Perspectives. Routledge.

Rojek, C. (2011). Event, Experience, and the Tourist Gaze. In Event Management and Event Tourism (pp. 15-34). Routledge.

Smith, M. K. (2003). Issues in Cultural Tourism Studies. Routledge.

Timothy, D. J. (2011). Cultural Heritage and Tourism: An Introduction. Channel View Publications.

UNESCO. (2013). Convention on the Protection and Promotion of the Diversity of Cultural Expressions. Retrieved from http://unesdoc.unesco.org/images/0018/001847/184797e.pdf

UNWTO (World Tourism Organization). (2019). Tourism and Culture Synergies: Good Practices and Recommendations. Retrieved from https://www.e-unwto.org/doi/10.18111/9789284421182

Urry, J. (2002). The Tourist Gaze: Leisure and Travel in Contemporary Societies. Sage Publications.

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